El descubrimiento de la estructura del ADN a principios de la década de los cincuenta sentó las bases de la biotecnología moderna y posibilitó su aplicación científica a la Medicina. Este hallazgo supuso el punto de partida de una nueva era de innovación en biomedicina que ha revolucionado el diagnóstico y el tratamiento de muchas enfermedades.
Amgen nació en 1980 y fuimos una de las primeras compañías en detectar el enorme potencial de la biología para hacer avanzar la Medicina. Nuestros científicos fueron pioneros en el desarrollo de fármacos biológicos a partir de células vivas y nuestros procesos y herramientas han contribuido, desde entonces, a construir las bases de la industria biofarmacéutica global. En la actualidad, gracias a nuestra capacidad y esfuerzo investigador, nos hemos consolidado como la mayor compañía independiente de biotecnología médica a nivel mundial así como en un referente internacional en la generación de conocimiento científico.
En Amgen apostamos por fomentar la investigación en biología molecular y la aplicación de las tecnologías más vanguardistas basadas en la ingeniería genética, que agiliza el proceso de descubrimiento y desarrollo de nuevos fármacos. Así, nos convertimos en un importante motor de innovación y una pieza clave en el desarrollo de la biotecnología contemporánea.
Nuestro profundo conocimiento de la biología unido a la aplicación de las ciencias y tecnologías ómicas a nuestra I+D son la piedra angular de nuestro éxito científico. A través de la biología molecular, llevamos años trabajando en la identificación y el análisis de miles de millones de compuestos biológicos con el objetivo de comprender mejor el origen de la enfermedad.
Pero ha sido en la última década cuando nuestros avances en biotecnología se han multiplicado de manera exponencial, gracias a nuestra creciente experiencia en genética y al uso de las sofisticadas tecnologías de las que se sirven las ciencias ómicas. La aplicación de la genómica, la proteómica, la transcriptómica, la metabolómica o la epigenómica nos ha permitido analizar un gran número de moléculas y recopilar datos genéticos a gran escala, generando grandes cantidades de información muy relevante y en muy poco tiempo, que nos permite asociar alteraciones moleculares y modificaciones genéticas concretas con ciertas enfermedades. Un ejemplo de ello es la secuenciación ultrarrápida del ADN, que nos está ayudando a descubrir los factores genéticos esenciales que subyacen a docenas de enfermedades cardiovasculares y a diversos tipos de cáncer. Otro ejemplo de nuestra aplicación de las ómicas es la identificación de nuevos biomarcadores que permiten anticipar el diagnóstico temprano de algunas enfermedades causadas por factores genéticos. Estas nuevas pruebas sirven para detectar cambios en la secuencia de ADN de los genes asociados con el riesgo de enfermedad y predecir la probabilidad de que un paciente desarrolle una patología antes de que se agrave. El diagnóstico temprano es, con frecuencia, la clave para prevenir la enfermedad o reducir la velocidad de su avance mediante un tratamiento precoz.
“La transformación de los datos biológicos y clínicos en conocimiento a través de las nuevas tecnologías nos permite enfocar parte de nuestra investigación al desarrollo de terapias cada vez más eficaces, adaptadas a la información genética y las características individuales de cada paciente” comenta Miquel Balcells, director médico de Amgen Iberia. Las nuevas tecnologías facilitan igualmente que los ensayos clínicos sean más rápidos, menos costosos y más exitosos. En Amgen estamos trabajando en el desarrollo de varias estrategias para reducir el tamaño y duración de los ensayos, lo que permitirá que nuestros medicamentos puedan llegar mucho antes a los pacientes y expandir su uso a nuevas indicaciones más rápidamente.