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El descubrimiento, desarrollo y producción de los fármacos biológicos ha transformado la medicina moderna y el cuidado de los pacientes con nuevos tipos de terapias humanas. Amgen está a la cabeza de esa revolución.

En 1919, el ingeniero agrónomo húngaro Karl Ereky tuvo la visión de una época en la que la biología podría utilizarse para convertir las materias primas en productos útiles. Fue él quien acuñó el término “biotecnología” para describir esa fusión de la biología con la tecnología.

Un siglo después, la visión de Ereky es una realidad con miles de empresas y centros de investigación trabajando en el campo de la biotecnología, que incluye desde medicamentos a dispositivos médicos y diagnósticos, pasando por cosechas más resistentes, biocombustibles, biomateriales y controles de la contaminación. A pesar de que la biotecnología es un campo muy diverso, aquí nos centraremos en los medicamentos biotecnológicos.

¿En qué se diferencian los fármacos biotecnológicos de otros fármacos?

Un fármaco es una sustancia terapéutica que se utiliza para tratar, prevenir o curar enfermedades. El tipo de fármaco más conocido es un compuesto químico que se incluye en una píldora, una tableta o una cápsula. Algunos ejemplos son la aspirina y otros analgésicos, los antibióticos, los antidepresivos o los fármacos para la presión arterial. Este tipo de fármaco se denomina también de “moléculas pequeñas”, ya que el principio activo tiene una estructura química y un tamaño pequeños en comparación con otras moléculas grandes y complejas, como las proteínas. Los fármacos de moléculas pequeñas pueden ser sintetizados por los químicos en un laboratorio y, la gran mayoría, puede tomarse por vía oral en forma sólida o líquida.

Los fármacos biotecnológicos son moléculas grandes similares o idénticas a las proteínas y otras sustancias complejas de las que depende el cuerpo para mantenerse sano. Son demasiado grandes y complejas para elaborarse por métodos exclusivamente químicos. En vez de esto, se preparan empleando “fábricas vivas”, es decir, microbios o líneas celulares que se modifican genéticamente para producir la molécula deseada. Los medicamentos biotecnológicos deben inyectarse o infunsionarse en el organismo para evitar que su compleja estructura se degrade durante la digestión, lo que ocurriría si se administraran por vía oral.

En general, cualquier medicamento elaborado por organismos vivos o derivado de estos se considera un tratamiento biotecnológico o biológico. Algunos de estos tratamientos, como la insulina y algunas vacunas, se utilizan desde hace varias décadas. La mayoría de los tratamientos biológicos se desarrollaron después de la aparición de la ingeniería genética que dio lugar a la industria biotecnológica moderna en la década de 1970. Amgen fue una de las primeras empresas en darse cuenta de la potencialidad de este nuevo campo y en desarrollar tratamientos biológicos para los pacientes.

Al igual que ocurre con los productos farmacéuticos, los tratamientos biológicos no pueden prescribirse a los pacientes hasta haber sido aprobados por las autoridades reguladoras. En Estados Unidos, por ejemplo, la Administración de Alimentos y Medicamentos (Food and Drug Administration) evalúa los nuevos medicamentos. En la Unión Europea, la Agencia Europea de Medicamentos (European Medicines Agency) se ocupa de esta tarea.

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