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El mieloma múltiple es el segundo cáncer hematológico más frecuente. Afecta a las células plasmáticas, un tipo de glóbulos blancos de la médula ósea cuya función es luchar contra las infecciones.
Una médula ósea sana produce células madre que se convierten en: glóbulos rojos que transportan el oxígeno por el organismo, glóbulos blancos (células plasmáticas) que combaten infecciones y enfermedades, y plaquetas que ayudan a prevenir las hemorragias mediante la formación de coágulos sanguíneos.
Cuando las células plasmáticas se convierten en cancerosas y se multiplican demasiado rápido, pasan a denominarse células mieloma, cuya acumulación puede dar lugar a tumores en los huesos de todo el cuerpo.
El mieloma múltiple puede generar problemas de salud relacionados con los huesos, el sistema inmunitario, los riñones y afectar a la cantidad de glóbulos blancos.
Según la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia, la estimación de incidencia para 2024 es de seis casos nuevos por cada 100.000 habitantes y año, y la supervivencia a cinco años es del 40%.
Hoy en día, todavía se desconoce la causa exacta por la que se desarrolla y es difícil diagnosticarla de manera precoz porque, en muchas ocasiones, los pacientes no presentan síntomas en estadios iniciales.
El mieloma múltiple se caracteriza por un patrón recurrente de remisión y recaída que va acortándose en el tiempo conforme avanza la enfermedad. Aunque se trata de una enfermedad incurable, los avances logrados en los últimos 10 años apuntan hacia su cronificación y al aumento de la calidad de vida.
Los pacientes no presentan síntomas en los estadios iniciales de la enfermedad, por lo que es difícil diagnosticarlo precozmente.
Cuando el mieloma se encuentra en una fase activa, puede ocasionar los siguientes síntomas:
Problemas óseos:dolor en cualquier hueso, pero que generalmente se produce en la espalda, cadera y cráneo. También se producen fracturas óseas, en ocasiones tras un pequeño golpe.
Bajo recuento sanguíneo:el déficit de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaqueta es muy común en el mieloma múltiple:
que puede provocar sed, excesivas ganas de orinar, deshidratación, fallo renal o incluso insuficiencia renal, estreñimiento severo, dolor abdominal, pérdida de apetito, debilidad, somnolencia y confusión.
Síntomas del sistema nervioso:si el mieloma afecta los huesos de la columna vertebral, puede presionar los nervios espinales y provocar dolor severo y repentino en la espalda, entumecimiento en las piernas y debilidad muscular.
Problemas renales:la proteína del mieloma puede dañar los riñones. En una primera fase es asintomático, pero puede detectarse a través de un análisis de sangre o de orina. Cuando los riñones empiezan a fallar, pierden la capacidad de eliminar sustancias de desecho, lo que puede llevar a debilidad, dificultad respiratoria, hormigueo o inflamación en las piernas.
La enfermedad ósea es una de las primeras causas de morbilidad y deterioro de la calidad de vida de los pacientes con mieloma múltiple, ya que deben convivir con dolor, fracturas e hipercalcemia (elevación de los niveles de calcio plasmático). Entre un 70% y 80% de los pacientes presenta evidencias de enfermedad ósea en el momento del diagnóstico y la mayor parte de los pacientes la van a padecer en algún momento de la enfermedad.
Este tipo de enfermedad asociada al mieloma múltiple se produce por infiltración de las células plasmáticas mielomatosas en la médula ósea y liberación de citoquinas, unas proteínas que bloquean la reparación normal del hueso y activan su destrucción en los estadios iniciales de la enfermedad, lo que dificulta un diagnóstico precoz.